viernes, 20 de agosto de 2010

T E R C E R C A P I T U L O

Respuestas –decidido se planto en la puerta


 No hay nada que responder, si has venido es porque has entendido lo que dice la tarjeta – estaba decidida a no flaquear debía hacerlo.



Pero quiero que me lo digas TU –mirándola a los ojos diciéndole implícitamente un discúlpame.



No tengo por qué darte explicaciones, creo yo que sabes lo que has hecho y sabes que ¿te lo mereces? – ironizo.

 El solo se quedo mudo, agachando la cabeza.

 Y ella hablo – tu no hiciste nada por mí, sabes que fue mi cumpleaños pero igual ni me llamaste, total yo me conformaba con eso, pero no pensaste en mi sino solo en ti. – hablo dando como finalizada la conversación.

 Si no tienes nada más que decir por favor, retírate – mientras veía que él no se movía – y una cosa más – y levanto la cabeza – TERMINAMOS – y eso les dolió a los dos ella lo amaba pero perdonarlo después de todas las cosas que sucedieron…. No ya no; y el sabiendo que había fallado con la persona que más quería.

 Y se fue sin una despedida formal, solo un tácito adiós, y cerró la puerta sabiendo que nada sería como antes.

 Bill, ya vámonos – decía su hermano viendo como se destrozaba y él no pudiendo hacer nada.

 Bill, volteo a verlo, con la cara llena de tristeza y el ambiente palpable de dolor y tristeza y camino en silencio.

 Mientras iba en el carro, Bill observando el paisaje, miro un lugar que hizo que recordara el momento del comienzo.

 Como, él nervioso se veía al espejo indeciso por no poder saber que ponerse, ya que después de un tiempo de amistad, al fin la palabra había salido a relucir, y ella le había dado una oportunidad, una sutil e irreal oportunidad, ya que ella no quería arruinar la amistad que tenia.

 Emocionado después de una hora de no saber que ponerse, se decidió por lo primero, nervioso se vio por última vez en el espejo, y salió deseándose suerte a sí mismo, ya que era una sorpresa para ella a donde iban a ir.



Llego al apartamento, y temblorosa su mano toco el timbre, y pasaron para él una eternidad cuando la puerta se abrió así como si de una película se tratase, en cámara lenta, Ella estaba preciosa, se veía radiante. Bill, Hola – decía ella tratando de no pensar que lo que tenían se podría romper con el comienzo de este amorío.

 El la observo, recordando cada detalle, cada gesto y de su boca solo salió – Estas bella.

Gracias – dijo desviando la mirada, por el nerviosismo de que después de tanto tiempo de amigos, se de este tipo de situación.

 Vamos –  estirando su mano, esperando paciente y ella con una sonrisa estiro su mano, y se unieron en un agarre solido y sincero.

 Los dos dubitativos, se sentían tan bien, parecía que sus manos estaban hechas a la medida, encajaban a la perfección.

 El transcurso al carro fue entre miradas tímidas, sonrisas temerosas, como si aquello debiera ocultarse, como si fuera un secreto, SU secreto.

 Ella no sabía hacia donde se dirigían, el solo cuando se lo dijo se le acerco, y sus rostros quedaros a escasos metros y al oído le hablo y dijo – hacia dónde vamos es un secreto - y sus labios se juntaron en un casto beso.



Y hasta ese día no sabía el lugar hacia donde iban, y ese día ella había estado nerviosa, ya que no sabía que ponerse, se ponía a pensar en y si me lleva a un restaurante de lujo, no iría en jeans y un polo - pero se puso algo cómodo y lindo y para cualquier ocasión, un vestido.



Ella, ya en el carro le volvió a preguntar, el solo la miro de reojo mientras prendía el carro y lo ponía en marcha – Ni se lo imagina – pensó Bill, mientras imaginaba la sorpresa que se daría cuando viera lo que le tenía preparado.

 Estaba nerviosa para que negarlo, a cada rato se agarraba las manos, viendo a través de la ventana con el único sonido que era el de la radio, y veía como el paisaje cambiaba

 Y volvió a preguntar, aun sabiendo que no obtendría alguna respuesta, el vio como su mirada se volvía inquisidora, tratando de saber hacia dónde se dirigían, pero no lo sabía y con una sonrisa siguió el camino.

 Los minutos pasaban y el paisaje se hacía más agreste, y ella comenzaba a meditar hacia donde iban, cada vez mas ansiosa, ya que aunque le encantaba hacer sorpresas a sus amigos para sus cumpleaños o demás eventos, no soportaba que se lo hicieran a ella, ella quería saberlo, y quería saberlo ahora.

 Pero cuando iba a usar sus sucias tácticas, de la nada Bill aparco el auto y ella con una cara de ¿qué pasa?, Bill ni la miro y solo salió del carro y saco algo de la maletera cuando volvió solo le dijo susurrando y cariñosamente- ven – ella estupefacta fue y Bill le puso una venda en los ojos - ¿Qué es esto? – Prengunto ella queriendo sacárselo pero la mano de Bill se lo impidió – No lo hagas, no te lo saques, es parte de la sorpresa, por favor – dijo el aun con la mano en la venda. – Ok, no sé qué tramas, pero aunque hagas estas cosas medias raras, de tipo secuestro, confió en ti – contesto y se quedo en su asiento tranquila.


Sé que suena raro, pero solo confía a mí, tu sabes tengo manía de secuestrador – y comenzó a reírse de la vez que la “secuestro”

 Si no me acordare, la vez que lo hiciste – riéndose - Bueno ya, ahora bajemos que viene la sorpresa – dijo Bill terminando de reírse y diciendo lo último en un susurro.


Ok –contesto, pero lo único que hizo Bill, fue abrir la puerta del carro y al ver esto le pregunto - ¿Por qué no bajas? – y ella chasqueo la lengua.


Bill, no veo nada – y Bill reprimiéndose mentalmente de lo tonto que fue.


Si serás Bill, jajá – riendose ella mientras la ayudaba a bajar


Y la guio en un camino en el cual ella no podría estar más mareada, empezó a sentir la brisa del ¿mar?, no se lo creía estaba en ¿una playa?

Bill – susurro, temiendo que se rompiera la magia pero lo suficiente fuerte como para que Bill la escuchara.


Si, Cora –pronuncio afirmando lo que el suponía que ella creía, solo abrió la boca después de que sus pensamientos se hicieran realidad.
 Cuando al fin llegaron al lugar, Bill lentamente se puso detrás de ella, como queriendo que recordara cada movimiento aunque no lo podía ver.

 Lentamente desato el nudo de la venda y cayo despacio, ella al abrir los ojos tratando de acostumbrar su vista, veía todo maravillada como una niña con su primer regalo, ella volteo lentamente queriendo rememorar todo y lo abrazo, el complacido y con una sonrisa devolvió el abrazo con más fuerza trasmitiéndole que lo hacía por ella, solo por ella.

 Sorpresa – susurro aun abrazados, como no queriendo desprenderse de esa efímera muestra de amor.

 Ella solo atino a reírse, solo un momento, de ahí agarro la mano de Bill, para que los dos puedan ver el paisaje tan bello que se presentaba,

 Hermoso, hermoso – repetía en un susurro casi inaudible.

 El la guio aun con el agarre de las manos tímido y efímero, y la llevo hacia una cabaña al parecer, el recorrido estaba lleno de antorchas alumbrando el camino.

 Es mía – susurró él- nadie sabe que existe, vengo aquí cuando ya no puedo mas- viendo con cariño aquella cabaña.

 ¡Woow! Meraviglioso – pronuncio en un italiano perfecto, y lo miro agradeciéndole con la mirada haber dejado que entrara en ese lugarcito de su corazón y de su mente tan privado.

 Y con un firme agarre de manos fueron directo a la cabaña. La velada transcurrió con una cena increíble.

 Tú no lo preparaste, ¿no? – pregunto ella sabiendo que su querido amigo no se le daba muy bien los dotes de cocinero

 Como puedes decir eso a mí, por dios como dudas, claro que… No lo prepare no quería que muriéramos tan jóvenes- decía mientras se oía una carcajada por parte de ambos.

 Si, por dios de indigestión moriríamos, y aquí varados sin nada… ¡horror! ¡Horror! – comentó Cora riéndose y con lagrimas en los ojos de tanto reír.

 Sí, pero vamos prueba la comida que YO compre – decía riéndose aun mas.

 Probaron un bocado – Deliciosa, deliciosa, que buen chef, por favor después me dices el nombre del restaurant para ir – comento Cora, en son de burla, mientras seguían comiendo.

 Claro, de ahí te doy el nombre, solo hazme recodar – decía con una sonrisa deslumbrante.

 La comida paso entre más risas y bromas por parte de los dos

 Por dios me duele el estomago de tanto reírme – comento Cora mientras se secaba las lagrimas de tanto reírse

 Tú tienes la culpa, por decir esas cosas tan graciosas – decía Bill terminando de reírse.

 Me culpas a mí, ¡Oh destino cruel que me puso a este hombre adelante, calumniándome diciendo que fui la culpable de que se haya reído! - exclamo muy dramática con la mano en la cabeza – Aunque lo admito destino, tuve una pizca de culpa, pero solo un poco – dijo viéndolo a Bill, como se reía.

 Ya paremos, por favor sino vamos a necesitar el baño urgentemente y solo hay uno – mientras seguía riéndose.

 Yo primero ¡eh!, siempre las mujeres primero – dijo sacándole la lengua.

 Un momento de silencio se formo, y Cora quería cortarlo de inmediato, pero Bill fue el primero en hacerlo – vamos a ver el mar, ¿te parece?

 Ve adelantándote, después yo voy –  mientras se metía al baño, y lo único que escucho era como salía de la cabaña.

 ¿Qué pasara? – se preguntó ella, ¿funcionara?, por dios de verlo se me eriza la piel, pero el…. – estaba a punto de llorar pero en vez de eso decidió salir


¿Estás bien? – preguntó él al solo verla - Si, no te preocupes solo un poco cansada – dijo sonriendo y ocultando lo que sentía



Vamos – sugirio Bill señalando la orilla del mar, ella mirando al mar asintió la cabeza, por un momento quiso pensar que así seria toda la eternidad, solo ellos dos alejados de la realidad, sin más que decir o hacer.

 Se quedaron sentados a la orillas del mar, con la ropa mojada, sin importarles nada, agarrados de la mano, expresando tácitamente que nunca se olvidarían.

 Empezaba ya a hacerles frio y caminaron lentamente abrazados para no enfermarse - Toma – dijo Bill entregándole una toalla para que se seque.

 Gracias – contesto ella mientras se envolvía en la toalla, y quedándose en silencio - ¿Estás bien? – volvió a preguntar, de verdad estaba preocupado desde que la había dejado se comportaba raro, taciturna, alejada - Yo… Si no te preocupes –  con una sonrisa en los labios - Sé que te pasa algo – decía mirándola como queriendo saber que ocultaba - No me pasa nada – refutó ella no quería arruinar el momento con sus inseguridades - Sé que te pasa algo, por algo nos conocemos desde hace uff… millones de años – afirmó tratando de que viera algo en ella para saber que le pasaba.


Por Dios, conejín – decía ella – no es nada, confía en mi si –  no queriendo mirarlo a los ojos, presentía algo malo que pasaría con ellos, lo sabía pero es que a pesar de eso era egoísta por no separarse cuando debía.


Ella sintió solo cuando unos brazos la reconfortaban, no sintió ni cuando se movió, ya que ella no le diría, como tantas otras veces y solo atino a abrazarla.

 Ella pasmada por el abrazo, no se lo esperaba, odiaba que la abrazaran en momentos así, ya que sabía que podría ponerse a llorar, y menos Bill – el causante de esto-

 Bill, aléjate – exclamó ella aguantando las lagrimas por salir. Bill en vez de alejarse el abrazo más, mas fuerte, y ella no pudo se quebró y lágrimas silenciosas rodaron por sus mejillas mojando la camiseta que Bill se había puesto.

 Cora se puso a cantar suavemente, en un murmullo tratando de decirle lo que sentía -Tu, como nadie más, lo que quise siempre, hasta la muerte solo tú, mi debilidad, Lo que me hace fuerte, Estoy a punto de llorar. – Se maldecía por haber flaqueado, ese presentimiento le quemaba el pecho.



Cuando Bill escucho lo que cantaba y sintió las finas lagrimas caer, sabía que era algo serio para que llorara, y dejo que lo hiciera que esas lagrimas que le partían el corazón salieron porque no la dejaría, no la dejaría nunca, pero no cumplió su promesa, esa promesa que se hizo ese día de nunca dejarla o abandonarla, en cambio sucedió lo que Cora temía, ese presentimiento en el cual sabia que ella sufriría.

 Y los pensamientos de Bill terminaron ahí, en esa promesa que no cumplió, que no estuvo ahí cuando sus padres de Cora murieron, el dia de su cumpleaños como acercarse a ella cuando la había defraudado completamente.

 Y el camino siguió con rumbo fijo a la fama, pero una fama… sin ella.

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